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El cocinero Massimo Bottura aboga por transformar la pasión en emociones

El cocinero italiano Massimo Bottura, segundo en la lista de los 50 mejores restaurantes del mundo de 2017, abogó hoy por "transformar la pasión por el trabajo en emociones que lleguen al comensal y al espectador", tanto en la cocina como en el arte.

Bottura participó en un diálogo en Bilbao (norte de España) entre cocineros y personalidades del arte y el diseño sobre "Arte y Gastronomía" dentro de los actos organizados con motivo de la celebración mañana de la gala de entrega de los premios a "Los 50 mejores restaurantes del mundo".

La mesa redonda, celebrada en el Museo Guggenheim Bilbao, estuvo moderada por Marta Arzak (comisaria de arte e hija del cocinero español Juan Mari Arzak), junto a la artista portuguesa Joana Vasconcelos, el arquitecto y diseñador italiano Guilio Cappellini y el cocinero francés Alaind Passard,

El chef italiano, que cuenta con tres estrellas Michelín y cuyo restaurante, la Osteria Francescana, de Módena (norte de Italia), quedó el año pasado en segundo lugar de la lista de los "50 mejores restaurantes del mundo", explicó que sus creaciones gastronómicas surgen de sus recuerdos de la infancia y de la cocina tradicional.

Bottura indicó que, a partir de esas raíces, lo que hace en su restaurante es romper los platos de la cocina tradicional italiana, como la lasaña, y otros nuevos a partir de sus fragmentos.

En ese sentido recordó al artista chino Ai Weiwei en su obra "Dejando caer una vasija de la disnatía Han", en la que rompe un jarrón de más de 2.000 años de antigüedad para, a partir de sus pedazos, crear una nueva obra.

Además, criticó que hoy en día "todo el mundo se dedica a navegar por internet para adquirir un conocimiento que no es sino superficial" y defendió dejar la red, volver al papel, para profundizar en "aquello que de verdad te apasiona y transformarlo en emociones".

Joana Vasconcelos, la artista portuguesa contemporánea con mayor proyección internacional del momento, también vinculó su obra artística con la memoria y la cocina a través de sus recuerdos de la infancia cuando veía a su madre y a su abuela preparar la comida en la cocina de su casa.

Vasconcelos también vinculó la memoria de esos recuerdos de infancia a las emociones que intenta transmitir a través de sus obras, por lo que algunas de sus creaciones, coloristas y divertidas, tienen motivos culinarios de esos recuerdos de la infancia, como una en forma de cono de un helado de tres bolas u otra que imita a un pastel.

En otra escultura, explicó, utilizó botellas de vino vacías para levantar una construcción futurista, con la que pretendió vincular el pasado, representado por las tradicionales botellas de vino con el futuro de las formas vanguardistas de la escultura.

También presentó al publico otra construcción de grandes dimensiones en forma de tarta de bodas de cuatro pisos, con la pareja de muñecos en la cúspide, bajo la cual hay espacio para que el espectador la pueda atravesar en lo que constituye, explicó, una metáfora de que, en su obra, "el público puede meterse dentro de la comida".

FUENTE: EFE