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Bomba "inshore"

La usual tranquilidad dominical duró poco. A eso de la una de la tarde del domingo 3 de abril, una bomba de destrucción masiva explotó en Panamá; una bomba disparada simultáneamente por 370 periodistas en 78 países que nos dejó a todos los panameños turulatos, especialmente a los miembros de la firma de abogados Mossack & Fonseca, y a la poderosa industria offshore.

La destructiva bomba estuvo fabricándose por un año, tiempo en que periodistas de medio mundo, bajo la coordinación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en español), revisaron y analizaron unos once millones de documentos que alguien tuvo a bien llevarse sin permiso de sus dueños. Una filtración gigantesca que ha revelado los qué, los quiénes y los cómo. Lo dicho: una bomba.

Entre los documentos filtrados había contratos, registros, correos electrónicos, memos, instrucciones, que cubren un período de 40 años de actividad de la firma en el área de las sociedades offshore, y que ha revelado una lista impresionante –algunas veces impresentable- de clientes en las cuatro esquinas del planeta.

Desde Vladimir Putin en la lejana Rusia, el primer ministro islandés Sigmundur Gunnlaugsson, pasando por la variada representación argentina que incluye al expresidente Kirchner, el actual presidente Macri y al prodigio del fútbol, Leonel Messi, la lista de singulares clientes que revela los “ Panamá papers ” es impresionante y promete dar mucho que hablar.

La peña le ha caído a Mosack & Fonseca, pero esta historia toca a muchos en este país de servicio que lleva medio siglo ofreciendo estructuras financieras para múltiples propósitos, pero sobre todo para proteger/esconder los patrimonios privados y, no nos engañemos, evadir el pago de impuestos.

El golpe lo recibe Panamá, pero resulta que los documentos revelan que los entramados financieros usados incluyen sociedades de conocidos y famosos paraísos fiscales como las Islas Vírgenes Británicas, Belice, las Seychelles entre otras y, muy importante, de Estados Unidos, especialmente de Nevada o Delaware, cuyo sistema de sociedades anónimas fue incluida en la lista de las instituciones más corruptas del mundo según Transparencia Internacional.

El revuelo es grande porque la información revelada es muy sabrosa. Nos estamos enterando de las intimidades financieras de famosos que habían mantenido sus bienes en la oscuridad gracias a complejos entramados societarios.

En realidad, no hay nada de malo en ello. El problema está en que la lista incluye también a personajes relacionados con actividades ilícitas, corruptos, evasores fiscales, criminales.

Las revelaciones de los “Panamá papers” también están dejando en evidencia el papel de importantes bancos y la forma como logran evadir su obligación de conocer a sus clientes, algo que ya nadie puede ignorar impunemente.

La mesa del escándalo está servida y las consecuencias para Panamá están por verse. Ha sido una bomba sobre sociedades offshore del mundo que cayó adentro de Panamá. Fue una bomba “inshore”.

FUENTE: Lina Vega Abad

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