Panamá, 500 años después de su fundación, mantiene vivo un portentoso y rico pasado de cuando fue la Ciudad desde la que se comunicó la mitad de América con España, Europa y el resto del mundo durante la colonización española, dijo este jueves el geógrafo e historiador panameño Omar Jaén Suárez.
Suárez (1942, Coclé, Panamá), en su conferencia "Celebramos los 500 años de la Ciudad de Panamá" que ofreció en el marco de la XV Feria Internacional de Libro (FIL) 2019, recordó que desde su creación por Pedrarias Dávila, el 15 de agosto de 1519, Panamá fue una "capital económica" con una intensa actividad comercial.
La ciudad fue destruida en 1671 por el pirata inglés Henry Morgan y su población fue trasladada a un lugar localizado 10 kilómetros al suroeste.
La Embajada de España invitó a la celebrar el V centenario de la Fundación de la Ciudad de Panamá en la Feria Internacional del Libro con la conferencia pronunciada por Suárez.
La Ciudad de Panamá, el primer asentamiento español en el Pacífico americano, celebró este jueves su 500 cumpleaños con una enorme torta para 4.500 personas alusiva a las ruinas de la urbe como evento central de una amplia agenda de actos culturales.
Suárez señaló que allí en esa pequeña población de 10.000 habitantes, como capital económica, se dio "la actividad comercial más relevante del istmo, el intercambio de productos de Europa y de los nuevos territorios hispánicos que orillan el Mar del Sur".
Dijo que es así que esta ciudad "será rápidamente un cruce de caminos, de vías continentales que atraviesan el istmo por el mismo meridiano de sur a norte para transportar los tesoros y las producciones exóticas de la tierra americana y de norte a sur para intercambiar los géneros españoles".
"Desde esta ciudad fabulosa, con sus letrados y sus poetas, sus mercaderes acaudalados y también sus pacotilleros, soldados, funcionarios reales y monjes, vagos, aventureros, buscones, indígenas y negros africanos, se comunica la mitad de América con España, Europa y el resto del mundo", indicó Suárez.
Destacó que la pequeña capital panameña reunía a gentes de todo el mundo, en gran parte transeúntes, y que fue un "laboratorio cultural activo, no exento de violencias y discriminaciones", aunque en el mismo espacio se aclimataron religiones y creencias con la práctica de cierta tolerancia.
Suárez, con una extensa obra y ganador del Premio de Ensayo del Concurso Ricardo Miró en 1990 con "Un Estudio de Historia Rural Panameña, la Región de los Llanos del Chirú", hizo un rápido repaso de los embates que sufrió la capital istmeña, "presa codiciada por piratas y corsarios desde finales del siglo XVI", y de su "final paroxístico" en el que muere un tercio de su población a manos del pirata inglés Henry Morgan.
El historiador, que ha sido vicecanciller y canciller encargado, embajador y parte del equipo negociador de los Tratados del Canal por los cuales EE.UU. transfirió la vía interoceánica a Panamá el 31 de diciembre de 1999, también se refirió a la moderna ciudad actual.
Resaltó que esta ciudad, "con su área metropolitana cada vez más extensa y poblada con más de un millón y medio de habitantes, la más pujante, moderna, vivaz y cosmopolita de la América Central, crece sin césar alrededor del interoceánico. Esta puerta activa de la inmensa cuenca del Oceáno Pacífico".