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Indígenas de Panamá brindan aporte para la calidad del mejor café del mundo

Más allá de la calidad que impresiona al mundo, la especialidad del café Geisha panameño está en el manejo que le dan las manos de hombres y mujeres, en su mayoría de la etnia indígena Ngäbe Buglé de Panamá.

Estos trabajadores cuidan con esmero los árboles de café desde su floración hasta la recolección de los granos maduros, para sacar los mejores lotes que este año se expondrán en la XXII versión Cata Internacional, organizada por la Asociación de Café Especial de Panamá (SCAP por sus siglas en inglés).

Así lo corroboró a Efe, Daniel Peterson, Gerente de la Hacienda La Esmeralda, el hogar del Geisha que ha logrado los mejores precios internacionales en las subastas electrónicas del "Best of Panama", tras alcanzar en 2016 un valor de 601,00 dólares la libra en un lote de 100 libras.

En el 2013 también ubicó récord en la cotización con un lote de 100 libras a un precio de 350,25 dólares la libra.

Este tipo de café, muy apetecido por los conocedores de este grano especial, ya comienza a madurar en el sector montañoso de Chiriquí, en el occidente de Panamá, y una avalancha de mano de obra indígena está emigrando de sus comunidades para comenzar con su cosecha.

Los afanosos recolectores se debaten entre la fuerte brisa que se conjuga con los microclimas de esta región, aunado a que trabajan a una altura superior a los 1.700 metros sobre el nivel del mar.

Lo cierto es que esta actividad de recolección no solo genera un aporte a la economía del país, sino una entrada a estas personas de escasos recursos económicos.

"En nuestra hacienda, no solo le pagamos un salario por el trabajo de recolección que estas personas realizan, sino que también se les cancelan sus prestaciones proporcionales y al final de las ventas de cada año, le damos una bonificación como incentivo por la labor realizada en mantener esa calidad del grano", relató Peterson a Efe.

Este empresario subrayó que la labor de estas personas es muy importante y "por eso nosotros también apoyamos con becas para los estudios de los hijos de nuestros colaboradores permanentes".

Leopoldo Pinto Rodríguez lleva más de 20 años trabajando para la Hacienda La Esmeralda y ahora es el jefe de producción del sector de Jaramillo.

Desde 1998, Pinto Rodríguez ha visto crecer en el lugar muchos árboles de Geisha, que hoy es el más fino del mundo. Para él es una satisfacción saber que el éxito ha estado en el cuidado y manejo de las plantas, los cuales se conjungan con las buenas prácticas amigables con el ambiente.

Más que una calidad, se trata de una industria que le ha dado la oportunidad de educar a sus tres hijos, dos de ellas a punto de ser licenciadas en contabilidad y estimulación temprana para infantes, mientras su otro hijo se encaminó por una ingeniería Naval, reconoció Pinto Rodríguez.

"Todo empezó cuando saboreamos la miel de los granos maduros que era diferente a los demás en ese año y de ahí, la familia Peterson fue descubriendo las bondades de este grano", recordó el entrevistado.

Añadió que hoy esta industria le da la oportunidad a muchos indígenas, no solo a tener una entrada económica con la zafra del café, sino que se constituye en una ayuda para la educación de sus hijos.

"Con ese apoyo de becas, guarderías para los niños en los tiempos de zafra y demás apoyos a comedores escolares, el Geisha deja sus frutos de esa calidad que el mundo saborea", recalcó Pinto Rodríguez.

Dentro de la Hacienda La Esmeralda, que ha marcado dos récords internacionales en pequeños lotes de altísima calidad, laboran anualmente 80 familias que dependen de esta actividad y que incluso en los meses de mayor producción llegan a trabajar hasta 300 familias Ngäbe.

No obstante, esta cantidad de personal varía año tras año, ya que se trata de una actividad de recolección, donde cada cosechero establece su horario de trabajo, puntualizó Peterson.

A pesar de que los caficultores luchan en conjunto con la mano de obra por superar la calidad alcanzada, los cambios en el clima también están afectando la producción del café Geisha.

Los efectos climatológicos provocaron que en 2017 la floración comenzara tarde, a finales del mes de mayo, lo que podría causar que la cosecha se extienda hasta marzo del 2018, dijo a Efe, Gonzalo Rojas, productor de café especial y gerente de Casa Ruiz.

Agregó que las estimaciones de la producción del café Geisha de Panamá pueden rondar en los 1.200 quintales de altísima calidad, actividad que genera entre la recolección y el proceso, un aporte en mano de obra de unos 200.000 dólares.

Esta inversión se sustenta en el cuidado que se requiere mantener al momento de la cosecha, para cumplir así con la exigente calidad del mercado internacional.

Los productores de café especial trabajan en conjunto con los recolectores para alcanzar la calidad, porque "estas personas son corazón y alma de la actividad", afirmó Peterson, al señalar que esperan este año volver a llenar la expectativa del consumidor final, porque el grano para esta deliciosa bebida pasa por una multitud de mano desde la cosecha del grano, selección hasta los procesos finales.

FUENTE: EFE

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