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Washington se pregunta qué hacer con embajadas abandonadas

El edificio en la esquina de las calles 22 y R en el centro de Washington es como una verruga en un barrio inmaculado de clase alta. Tablones cubren las ventanas, hay bolsas de dormir y botellas vacías detrás de la puerta y arbustos que llegan hasta la cabeza que nacen en el asfalto resquebrajado del estacionamiento.

Durante una década los vecinos y políticos locales se han estado quejando del estado en que se encuentra el antiguo consulado de Pakistán. Pero la municipalidad no puede hacer nada mientras el edificio siga siendo considerado una sede diplomática por el Departamento de Estado.

La categoría diplomática fue revocada, según el Departamento de Estado, pero el edificio sigue allí y es tal vez el ejemplo más acabado de un fenómeno que probablemente sea exclusivo de Washington, donde el protocolo diplomático permite que edificios abandonados sean destruidos por el paso del tiempo, sin que nadie los pueda tocar y sin pagar impuestos.

“Los residentes, que están obligado a mantener sus propiedades en orden, se están quejando”, expresó la concejal Mary Cheh, que representa un sector donde hay varias propiedades problemáticas que supieron ser sedes diplomáticas. “Si el Departamento de Estado no toma el toro por las astas, estos países pueden causar problemas”.

La oficina de Cheh elaboró una lista parcial de sedes diplomáticas vacantes o abandonadas y coasuspició un proyecto que contempla la creación de una lista que abarque toda la ciudad. La lista de Cheh incluye edificios propiedad de los gobiernos de Serbia, Sri Lanka, Camerún y Argentina.

Muchos de estos edificios venidos a menos se encuentran en algunos de los barrios más exclusivos, incluida la zona de Sheridan-Kalom, donde vive el ex presidente Barack Obama, lo mismo que Ivanka Trump, la hija del actual mandatario Donaldl Trump, y su marido Jared Kushner. Jeff Bezos, propietario de Amazon y de The Washington Post, compró hace poco una enorme vivienda allí. Y hace poco se mudó a este barrio el mismo secretario de Estado Rex Tillerson, cuyo departamento es el encargado de asegurarse de que estas propiedades diplomáticas son mantenidas.

El tema es particularmente frustrante para los miembros del concejo municipal, que tienen las manos atadas y no pueden usar las herramientas a su disposición para lidiar con edificios abandonados. Las normas vigentes para estos casos no se aplican a las propiedades diplomáticas.

“Si hay una casa vacante en el barrio Shaw que se está convirtiendo en un problema, puedo llamar a la policía, limpiarla, poner un cerco y, de ser necesario, confiscarla porque no se pagan los impuestos”, comentó el concejal Jack Evans. “Tengo muchas herramientas para hacer frente a esto. Pero no si es una propiedad diplomática”.

El Departamento de Estado tampoco tiene demasiadas opciones. Cliff Seagroves, director interino de la Oficina de Misiones Extranjeras, dijo que debe acatar la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961. Retirar el status diplomático es un paso extremo que puede provocar roces y medidas de represalia contra propiedades de Estados Unidos en el exterior.

“Tenemos que buscar un equilibrio y asegurarnos de que no nos complicamos la vida en el exterior”, indicó Seagroves.

Agregó que la publicidad negativa puede ayudar.

“La vergüenza que sienten es a menudo nuestra herramienta más efectiva para resolver estas cosas”, expresó.

El caso del antiguo consulado paquistaní de la Calle R es un ejemplo de lo grave que debe tornarse una situación antes de que intervenga el Departamento de Estado. Seagroves dijo que el ministerio de relaciones exteriores paquistaní construyó una nueva embajada, trasladó el personal de su consulado allí y, “de hecho, abandonó” el viejo edificio.

La construcción fue ocupada por indigentes y las autoridades presionaron a los paquistaníes para que hiciesen algo, hasta que en febrero del 2016 el Departamento de Estado revocó el statud de sede diplomática y dejó que la municipalidad se hiciese cargo. Hacia junio del 2017 los paquistaníes adeudaban 70.000 dólares en impuestos impagos.

La deuda fue adquirida por un grupo de inversionistas en un remate en julio de este año y se dio al gobierno paquistaní seis meses para saldarla. De no hacerlo, podría perder la propiedad.

El gobierno paquistaní dijo en un comunicado enviado a la Associated Press que estaba planificando la renovación del edificio y procurando “resolver amistosamente” el asunto.

No respondió a numerosos pedidos de explicaciones acerca de por qué se había abandonado el edificio.

A una cuadra, en la misma Calle R, la antigua embajada de Serbia también se viene abajo, pero conserva su status como sede diplomática.

Algunos edificios están en desuso por razones obvias. La embajada iraní, por ejemplo, dejó de funcionar cuando los dos países rompieron relaciones en 1979 y ahora está a cargo de la oficina de Seagroves. Pero en otros casos se combinan numerosas razones para que un país se desentienda de una propiedad muy valiosa, en un barrio exclusivo de Washington.

Una de ellas sería el costo de las renovaciones, prohibitivo para muchas naciones.

FUENTE: AP