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Un año del caso Skripal, un envenenamiento que causó una crisis con Rusia

El caso del exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Julia en Salisbury (sur de Inglaterra), envenenados hace un año con Novichok, desencadenó una crisis diplomática entre Londres y Rusia mientras la Policía mantiene todavía abierta la investigación.

Los Skripal permanecieron varias semanas hospitalizados tras enfermar en el centro de Salisbury, ciudad famosa por su catedral, al entrar en contacto con el agente nervioso, que, según el Gobierno británico, era de fabricación militar rusa.

La primera ministra británica, Theresa May, viajó este lunes a Salisbury para solidarizarse con la población y visitó dos tiendas próximas a la catedral, además de otros comercios de la urbe.

Un año después de la intoxicación, las autoridades concluyeron en los últimos días en Salisbury las tareas de limpieza de varios lugares potencialmente infectados con Novichok, entre ellos la casa en la que vivía el exespía, que estaba refugiado en el Reino Unido y donde, según los medios, colaboró con la inteligencia británica.

"Doce meses después, vemos a esta ciudad histórica recibir a miles de visitantes y turistas mientras planea un futuro positivo y próspero", afirmó este lunes la jefa del Gobierno.

Además, la primera ministra calificó de "terrible" e "imprudente" el ataque, que el Gobierno conservador ha relacionado directamente con la agencia de inteligencia militar rusa GRU.

El asistente del comisario de Scotland Yard, Dean Haydon, ha indicó que, un año después, la Policía aún trata de "reunir las piezas" del caso mientras pide la colaboración ciudadana.

"La información que usted tenga puede ser crucial para conseguir el procesamiento de los responsables", enfatizó Haydon.

Pocos días después del envenenamiento, en el que también enfermó el policía Nick Bailey (el agente que primero ayudó a los Skripal), el Gobierno del Reino Unido ordenó la salida de 23 diplomáticos rusos, medida que fue correspondida también por Moscú con la expulsión de varios funcionarios británicos.

Esas expulsiones fueron consideradas las más importantes que decidía el Reino Unido desde la época de la Guerra Fría.

Además del antiguo espía, Julia Skripal y Nick Bailey, el británico Charlie Rowley y su pareja Dawn Sturgess sufrieron también las consecuencias de una exposición a Novichok meses más tarde en Amesbury, cerca de Salisbury.

Rowley, de 45 años, consiguió recuperarse tras permanecer hospitalizado, pero su pareja, de 44, falleció días después de tocar un frasco de perfume que contenía el agente nervioso.

En una entrevista el fin de semana con la cadena británica ITV, Rowley ha pedido a las autoridades "respuestas" por lo sucedido y que "alguien pague" por la muerte de su pareja.

La Policía británica mantiene abierto el caso y considera que hay suficientes pruebas para acusar a los rusos Alexander Petrov y Ruslan Boshirov de cargos de conspiración para asesinar a los Skripal, tras una exhaustiva investigación que situó a esos dos sospechosos en Salisbury en la fecha del envenenamiento.

Estos dos ciudadanos, de gran corpulencia y que fueron captados por las cámaras de seguridad de la ciudad, declararon a la televisión rusa que habían ido al Reino Unido como turistas y no tenían ninguna implicación en el ataque.

El Gobierno de Vladímir Putin ha rechazado su implicación y ha asegurado este lunes que lleva a cabo su propia investigación, mientras que ha negado que tenga información sobre los dos ciudadanos rusos señalados como sospechosos por Londres.

El presidente Putin ha insistido en que los rusos eran civiles y no miembros del GRU, como afirmó en su día Theresa May en el Parlamento.

Según reveló hoy la agencia Press Association (PA), los servicios secretos británicos investigaron una actividad inusual en la embajada rusa en Londres días antes y después del ataque.

Los servicios de inteligencia MI5 (interno), MI6 (exterior) y GCHQ (de escuchas) detectaron unas "llegadas y salidas frenéticas" en la legación diplomática en el barrio londinense de Kensington.

"Como sería de esperar, los servicios de seguridad del Reino Unido tienen los ojos puestos en agentes de inteligencia extranjeros conocidos y no declarados", dijo a la PA una fuente al tanto de la investigación del caso Skripal.

FUENTE: EFE