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Menchú: El Nobel a Santos es "una tarima" para construir la paz en Colombia

La líder indígena Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz 1992, aseguró hoy que la concesión de ese mismo galardón este 2016 al presidente colombiano, Juan Manuel Santos, es una oportunidad única para el fin definitivo del conflicto armado en Colombia.

"El premio Nobel de la Paz es una tarima que representa un largo proceso de construcción, de diálogos, de negociaciones, de consensos nacionales y de aceptación de la diversidad", y debe ser además una "plataforma de inclusión" de los pueblos indígenas, quitando "los miedos y las fobias" que ha dejado la guerra.

En este proceso, Santos tiene el deber de empezar a levantar, "con toda lucidez", mecanismos que permitan suscribir los acuerdos e implementarlos, aseguró Menchú este viernes en una entrevista con Efe.

Esta es una de las "dos misiones importantes" que el presidente colombiano tiene por delante, junto con "hacer una agenda" para acompañar y "ser un referente" en el proceso de paz durante los próximos años, pues por delante hay "grandes desafíos".

Pero la ruta debe ser la de siempre: "el rumbo hacia el diálogo, la negociación y la solución política", agregó la líder indígena guatemalteca.

El Comité Nobel de Noruega optó este viernes por dar un impulso a un proceso de paz que se tambaleaba en Colombia tras el rechazo de la mayor parte de la población, el pasado domingo en un plebiscito, de los acuerdos de paz alcanzados por Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionaras de Colombia (FARC).

Este aspecto también lo valoró Menchú, quien abogó por respetar todas las opiniones, también las del no.

Pero este galardón, dijo, va para ese más del 60 por ciento de la población que se abstuvo de ir a emitir su opinión en el plebiscito: "Para ellos se dedica el premio (...), para que ellos se pronuncien, para que se motiven, para que contribuyan a este gran proceso, para que pierdan el miedo a ser ubicados en el lado de unos o de otros".

La activista guatemalteca, la última persona en Latinoamérica en lograr el mismo galardón en el año 1992, es testigo del drama y del dolor que dejan tras de sí las guerras civiles, pues en el conflicto armado interno del país centroamericano (1960-1996) perdió a sus padres y a un hermano.

Conocedora de que los conflictos armados levantan "muchas pasiones, resentimientos y violencia" y sabedora de que siempre sobrevuelan intereses "mezquinos, individuales y personalistas" que no velan por el bien común, expresó su deseo de que se ponga el fin definitivo a más de 52 años de conflicto colombiano.

"En medio de todo este río revuelto se pierde más en la guerra que en la paz", proclamó enfática la activista, quien animó a todo el mundo a formar parte de una "obra maravillosa" por la humanidad, como es la Paz en Colombia, un pueblo al que también va dedicado este premio, una "recompensa" a su "ansia" por encontrar una salida a la guerra.

"Yo tengo mucha fe en que no muera más un soldado, un guerrillero o un civil por este conflicto", enfatizó Menchú, quien abogó por ser "racionales" y pensar en las nuevas generaciones, para que tengan "la posibilidad de soñar libremente" y no tener que vivir "bajo dicotomías de un lado o del otro".

Ya "muchos han muerto", dijo, por lo que interpeló a la "voluntad" de todos, los que se han pronunciado sobre los acuerdos y los que no, para continuar con el proceso, y alabó al comité noruego por su decisión, al estar "siempre atinado en los procesos más complicados de la paz mundial".