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Una moda en blanco y negro, apuesta de los diseñadores en Milán

MILÁN ( AFP ) Una moda dominada por el blanco y el negro, simplemente elegante y sin excesos, es la propuesta de los diseñadores que lucieron sus colecciones de prêt-à-porter para el otoño/invierno 2013-14 en el sexto día de la Semana de la Moda de Milán.

En la colección de Giorgio Armani dominan los tonos oscuros con negros brillantes y azules intensos. El ónix negro, utilizado en joyas y botones con forma de bola, constituye el hilo conductor de la colección y sirve para resaltar el conjunto.

Vestidos, abrigos, pantalones, todos están confeccionados con materiales sublimes (terciopelo, raso, cueros, pieles) resaltanto la brillantez de estos tonos oscuros, aclarados aquí y allí por los vivos toques blancos de un collar de seda, de la solapa de una chaqueta, de un chaleco o de algunos tops de blancura luminosa.

La colección de una gran elegancia desprende una impresión de ligereza y comodidad extrema con prendas de vestir fluidas, que flotan y resbalan sobre el cuerpo. La belleza llega de la mano del terciopelo, especialmente cuando es propuesto en amplios pantalones sujetos con largos tirantes en diagonal o en vestidos de tubo.

Armani eleva el gorro a la categoría de complemento indispensable, así como las grandes gafas negras.

Cambio de decorado en la casa Gianfranco Ferré. Por primera vez, la marca desfilaba este lunes fuera de su histórica sede en la calle Pontaccio, de la que se mudó tras su compra por la empresa de Dubai, Paris Group.

Los dos diseñadores de la firma, Federico Piagi y Stefano Citron, tomaron como punto de partida la dicotomía negro/blanco para confeccionar una colección de trazos arquitectónicos y donde una cremallera dorada encargada de mancar el contorno de la cintura es la que proporciona las escasas pinceladas de claridad.

La camisa blanca de raso se lleva con un pantalón negro de seda, una blusa quimono negra acompaña a una falda blanca cortada al bies y un traje de chaqueta se cruza en la cintura con un fino cinturón de cuero negro. Sobre un conjunto negro destaca un largo vestido blanco.

Todas las prendas son fruto de construcciones elaboradas jugando con los efectos geométricos en arreglos un poco complejos. Los largos vestidos están compuestos de retales superpuestos que bailan sobre las piernas. Aperturas, como trazadas con un cuchillo, dejan aparecer la piel de los hombros sobre una chaqueta negra, la pierna en un lateral de una larga falda, o en la parte delantera de un vestido gracias a una banda vertical.

Los complementos otorgan al conjunto un aire tribal con una hilera de anillos metálicos a modo de pulseras y collares, imponentes cinturones de gran hebilla y collares rígidos de cuero que cubren la parte baja del cuello como una armadura.

¡Todo o nada! La mujer que John Richmond imagina no tiene término medio y tampoco apuesta por el color para su vestidor. Únicamente el negro a juego con su esmalte de uñas, algunos conjuntos en blanco y, cuando está de humor, le ofrece un rojo brillante.

La mujer de Richmond luce escote gracias a tops palabra de honor y provocativas camisas negras totalmente transparentes. En cambio, cubre sus piernas con leggings de raso, oscuras medias negras o botas de cuero altas, a ras de las nalgas.

Su look es decididamente roquero, aunque el estilista prefiera definirlo como "punk moderno", con muchas prendas de cuero adornadas con las típicas tachuelas y toques metálicos.

Las cremalleras dispuestas en los lugares adecuados le confieren un tono transgresor, cortando por detrás de manera vertical una minifalda, un top, o enrollándose en espiral en un vestido.

FUENTE: Agencia AFP