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"Vigilado" por la UE y el FMI, Berlusconi busca mantener unidad

ROMA (AFP). "Vigilado" por la Unión Europea y el FMI, el presidente del Consejo italiano Silvio Berlusconi dedicó su fin de semana a la política interior para intentar mantener la unión de una mayoría dubitativa antes de una serie de votos cruciales en el Parlamento de cuyo resultado depende su gobierno.

Berlusconi conserva su mayoría de centroderecha en el Parlamento, pero por poco. Esta semana su partido Pueblo de la Libertad (PDL) sufrió una ola sin precedentes de defecciones.

Dos diputados dejaron el bloque parlamentario el jueves y media docena de "descontentos" escribieron a Berlusconi para poner como condición a un voto a su favor la ampliación de la mayoría a los centristas.

Según la prensa, la coalición PDL-Liga del Norte ya sólo tiene 311 o 312 respaldos seguros en la Cámara de Diputados, cuando para tener una mayoría absoluta se necesitan 316 escaños.

El domingo, Berlusconi aseguró, al intervenir por teléfono en un congreso del PDL, que dispone "aún de la mayoría (absoluta) en el Parlamento", luego de hacer las "verificaciones estas últimas horas".

Para el politólogo del diario Sole 24 Ore, Stefano Folli, Berlusconi "intentará hasta el final quedarse en el cargo esforzándose para hacerles comprender a los parlamentarios que después (de él) será el diluvio", es decir que se organizarían elecciones anticipadas en las que perderían masivamente sus escaños.

"La única (solución) alternativa" a una ausencia de mayoría" es el voto anticipado" con respecto a la actual legislatura que termina en 2013, repitió Berlusconi este domingo.

Según la prensa, desde que regresó del G20 de Cannes (sur de Francia) el viernes por la noche, Berlusconi llamó uno por uno a los miembros díscolos de su mayoría para hacerlos entrar en razón.

El domingo fue incluso amenazante al subrayar que "abandonar la mayoría es un acto de traición contra el país".

El analista político del Corriere della Sera, Francesco Verderami, ve en Berlusconi una intención maquiavélica al "pedir" al FMI una "certificación" de sus compromisos presupuestarios y reformas, como se anunció en Cannes.

Para este editorialista, el presidente del Consejo va a utilizar esta "vigilancia" humillante como "escudo de protección en previsión de la ofensiva de sus adversarios en el Parlamento". Ya que Berlusconi llamará a votar las medidas del gobierno "en nombre del interés nacional".

Esta sería una forma de resolver la eventual oposición en sus filas y de poner en dificultad a sus adversarios de izquierda y centristas que este fin de semana reclamaron una vez más su dimisión afirmando que Italia perdió toda "credibilidad" por su culpa.

Pero Berlusconi, confiado del "respaldo" de Francia, Alemania y Estados Unidos a las medidas anunciadas, les respondió el domingo que "votar 'no' (a las reformas) sería como votar en contra de Italia".

La novedad del panorama político italiano es que la idea de una dimisión del magnate de los medios, cuya popularidad es sólo de 22%, ya no es tabú en su partido, el PDL.

Según el periódico Il Giornale, que pertenece a su familia, la hipótesis que pueda ceder el cargo a su mano derecha, Gianni Letta, fue evocada durante una reunión de su estado mayor el viernes por la noche en su residencia romana.

No obstante, Berlusconi y su entorno inmediato dudan de que Letta, a quien se le atribuyen grandes habilidades diplomáticas, pueda mantener la unión sagrada entre el PDL y su aliado de la Liga del Norte si a la coalición se le suman los centristas, en su mayoría ex demócrata-cristianos expulsados de la Liga.

El primer test para Berlusconi será el martes con un nuevo voto en la Cámara sobre el preámbulo al balance 2010 del Estado italiano, cuyo sorpresivo rechazo provocó un voto de confianza el 14 de octubre que ganó el presidente del Consejo.

Pero los verdaderos desafíos serán los votos del Senado y de la Cámara de Diputados sobre las medidas prometidas a la Unión Europea y que están previstos respectivamente alrededor del 15 de noviembre y para fines de mes.

Con su inoxidable optimismo y una experiencia que lo llevó a obtener más de 50 votos de confianza en tres años, Berlusconi está persuadido que el tiempo juega a su favor.

Pero el presidente Giorgio Napolitano, el único en tener el poder para disolver el Parlamento o formar un gobierno de transición, le advirtió: "El desarrollo de la actividad parlamentaria (me) permitirá evaluar la evolución del marco político-institucional" y por lo tanto saber si Berlusconi dispone aun de la mayoría necesaria.