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Incertidumbre empaña planes financieros para Venezuela

Los inversionistas extranjeros que viajaron a Venezuela el lunes caminaron por la alfombra roja en un palacio estatal ansiosos por escuchar estrategias para reorganizar miles de millones en deudas, pero minutos más tarde obtuvieron poco sobre los planes para enfrentar la peor crisis financiera en la historia del país.

El vicepresidente Tareck El Aissami, quien dirigió las conversaciones, utilizó gran parte de su tiempo para denunciar al presidente estadounidense Donald Trump y otros inversionistas extranjeros, acusados durante mucho tiempo por el gobierno socialista de liderar una guerra económica contra esta nación rica en petróleo.

Pero al mismo tiempo, el vicepresidente aseguró a los inversionistas que Venezuela continuará pagando sus deudas, haciéndose eco de las declaraciones del presidente Nicolás Maduro de que Venezuela ha realizado pagos por más de 70.000 millones en pagos de deuda desde 2013.

En una transmisión de la televisión estatal, El Aissami comentó a los tenedores de bonos que aún con muchos sacrificios Venezuela ha pagado hasta el último centavo de su servicio de la deuda.

Esos pocos inversores que se molestaron en aparecer tenían pocas expectativas de la reunión.

El presidente Maduro invitó a los acreedores a Caracas hace poco más de una semana, cuando anunció su propósito de renegociar la deuda externa. El dirigente señaló que la deuda se volvió imposible de pagar por el "bloqueo" financiero al país socialista, encabezado por Estados Unidos.

Debido al importante gasto en programas sociales durante el gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez, cuando el precio del petróleo era alto, la deuda del país se elevó a más de 120.000 millones de dólares, de la cual aproximadamente la mitad corresponde a bonos denominados en dólares.

La caída del precio del crudo causó estragos en un país que se asienta sobre las reservas de petróleo más grandes del mundo, provocando una severa escasez de productos y una inflación de tres dígitos.

Las tensas relaciones entre Venezuela y Estados Unidos complican la situación.

El gobierno de Trump ha sancionado a una creciente lista de funcionarios venezolanos, entre ellos los dos principales negociadores de la deuda: el ministro de Economía, Simón Zerpa, y el vicepresidente El Aissami, quien afronta acusaciones por tráfico de droga.

Washington también ha prohibido a firmas estadounidenses que hagan nuevos préstamos a Venezuela por los abusos a los derechos humanos cometidos durante los meses de protestas antigubernamentales y las acciones de Maduro para aplastar a la oposición.

Sin embargo, en un indicio de que el gobierno de Trump podría estar dispuesto a suavizar su posición, el Departamento del Tesoro dijo la semana pasada que podría considerar autorizar a los estadounidenses a negociar un acuerdo de deuda si el plan de reestructuración tiene el apoyo del Congreso venezolano, controlado por la oposición pero cuya autoridad el gobierno ignora categóricamente.

Russ Dallen, socio gerente de la firma Caracas Capital Markets, indicó que varios inversionistas estadounidenses a los que representaba le dijeron que no se molestaron en asistir. Uno de los inversionistas estadounidenses a los que representa le dijo el viernes que le era imposible conseguir visado con tan poco tiempo, y otro le indicó que tenían pensado enviar a un becario ante la falta de información.

"Uno pensaría que pondrían algo sobre la mesa para permitirle estudiarlo si hay algún tipo de propuesta", afirmó Dallen. "No hay nada. Solo trampas".

FUENTE: AP