BEBÉS Creciendo con Mamá - 

Lo que debemos saber sobre el cordón umbilical de nuestro bebé

Hay un tema que quise desarrollar, sobre todo luego de investigarlo bien, ya que pronto nacerá mi bebé y tengo que estar al tanto de los cuidados que debo ofrecerle luego de que nazca. Hoy quiero compartir con ustedes cómo debemos hacer para que el cordón umbilical de nuestro bebé sane.

Contrario a lo que muchos piensan, los bebés recién nacidos no requieren de un baño diario, algunos especialistas recomiendan que sea después de que el cordón seque y se caiga, es decir, que sane completamente, ya que mojar esa zona puede ocasionarle una infección. Mientras, lo podemos asear con una esponja y agua, pero muy por encima, con eso bastará.

Cabe señalar que en el momento del parto y del alumbramiento, el personal médico corta el cordón umbilical del bebé luego de esperar entre 30 y 120 segundos tras nacer, con el fin de que tenga menor necesidad de transfusión de sangre y mejor riesgo de hemorragia intraventricular.

Ahora bien, las dudas más frecuentes que tenemos las primerizas son: ¿cuándo y cómo curarlo?, ¿puedo bañar al bebé o es mejor esperar?, ¿qué hacer en caso de que tenga mal aspecto?, ¿qué hacer cuando ya se ha caído?

Según los pediatras, lo habitual es que el cordón que está unido al bebé saliendo de su ombligo, se caiga en el trascurso de la primera semana, aunque a veces puede tardar de dos a tres semanas.

La recomendación es curarlo con alcohol de 70 grados empapado en una grasa que debe envolver el cordón; sin embargo, siempre debemos seguir las indicaciones del pediatra. Otro punto importante es que cuando le pongamos el pañal a nuestro bebé, debemos doblarlo a la altura del ombligo para no lastimarlo y así seque más rápido.

En el caso de que el ombligo huela mal o haya secreciones, debemos acudir al especialista, quien decidirá si hacer uso de un antibiótico para evitar la infección del mismo.

Cuando se caiga el cordón, podemos bañar a nuestro bebé de forma normal, mojando la zona pero tomando en cuenta que de igual forma debemos secar muy bien el ombligo.

Sin duda, llegar a casa con nuestro (a) bebé recién nacido es una gran bendición pero a la vez una tremenda responsabilidad, aún no nace mi bebé pero siento que voy a dar todo lo mejor de mí para atenderla en todo momento y hacer que se sienta protegida por su papi y su mami. ¡Que Dios me las bendiga!

FUENTE: Marilyn Cejas de Miranda