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El yoga visto como una terapia

Gracias a sus tres horas de yoga por semana, el médico Lionel Coudron se jacta de no tener "ningún dolor" a sus 60 años. Este francés forma desde hace 25 años al cuerpo médico en esta práctica milenaria que va ganando presencia en hospitales, pese a los escépticos.

"Hace unos años, se pensaba que el yoga era bueno para luchar contra el estrés" principalmente, subraya Coudron, que en 1993 fundó el instituto de yogaterapia de París.

Pero los beneficios de esta práctica, que asocia meditación, ejercicios de respiración y posturas (las asanas) van mucho más lejos y actúan "en la capacidad de rearmonizar" el cuerpo, afirma.

Puede, sostiene, curar el dolor de cabeza, los problemas digestivos y muchos otros trastornos.

Convencida de estas virtudes, la doctora Jocelyn Borel-Kuhner, exdirectora de la unidad de urgencias de un hospital de la región parisina, puso en marcha en 2012 la primera consulta de yogaterapia con un objetivo: aliviar el dolor de los pacientes, algunos de los cuales padecían una fuerte discapacidad o sufrían de poliartritis.

La yogaterapia "no es un curso de yoga adaptado a las enfermedades" sino una consulta individual con un examen clínico y un plan de cuidados en el que se incluyen técnicas de yoga. La idea es limitar las consultas a entre tres y cinco por paciente, con ejercicios para practicar en casa, explica la médica, gran amante de la escalada antes de descubrir el yoga.

Seis años y 2.000 consultas después, más de 800 pacientes han pasado por su gabinete. Algunos interrumpieron su tratamiento tradicional. Superada por este éxito, Borel-Kuhner abandonó su actividad en urgencias para trabajar en una unidad dedicada exclusivamente al dolor.

Pero, aunque cuente con un buen número de pacientes, la terapia con yoga sigue despertando el recelo muchos investigadores y sin contar con el reconocimiento de la comunidad médica, en general escéptica en cuanto a sus beneficios.

La International Journal of Yoga Therapy recoge toda suerte de estudios para demostrar todo lo que aporta la práctica de este arte milenario nacido en India: reducción del estrés, mejora de la condición física, del humor, del sueño...

Sin embargo, un problema preocupa a los adeptos de esta terapia.

"La falta de uniformidad en las prácticas de yoga, el hecho de que muchas técnicas del yoga se hayan diseminado en la sociedad en general plantea una cuestión importante: ¿en qué consiste la terapia con yoga?", escribían en el número de mayo de 2017 de esta revista dos médicos, Matthew Taylor y Timothy McCall.

El primero se muestra optimista. "La investigación crece a un ritmo exponencial", afirmó a la AFP. "El escepticismo está desapareciendo bastante rápidamente y ahora la reacción es más entusiasta, particularmente en lo que respecta a la epidemia mundial de dolores crónicos".

Pero la International Journal of Yoga Therapy no es ninguna referencia en el mundo de la investigación. Publicados en revistas más prestigiosas, como The Lancet en 1975 o el JAMA en 1998, otros estudios pecan de basarse en muestrarios demasiado débiles. Los científicos que los leyeron llegaron a la conclusión de que el yoga quizá sea bueno pero no necesariamente mejor que caminar o la natación.

"Todo el bombo místico y pseudocientífico que suele acompañar al yoga es contraproducente. Puede ser útil para atrapar a los bobos, pero mancha toda la práctica", apuntó Steven Novella, un médico estadounidense muy escéptico que únicamente contempla la ciencia como referencia.

Como otros médicos, insiste en que hay que tomar precauciones pues el yoga implica "un riesgo de lesión, como cualquier deporte o actividad física importante". El especialista destaca el peligro que suponen para las vértebras algunas contorsiones si no se hacen siguiendo unas pautas. Por no hablar de las precauciones extremas que habría que tomar a la hora de practicar el "yoga Bikram", que se realiza en salas climatizadas a 40 ºC.

FUENTE: AFP

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